si solo con acercarme a tu boca,
muero.
muero.
De qué me sirve idear unos principios,
si llegas tú,
y pierdo la razón.
Por qué me seguís regalando relojes,
si a su lado,
no hay tiempo, ni espacio, ni por qués.
Para introducir este blog debería introducirme a mí, pero no hay dios que me entienda. Un sinsentido de palabras, nunca vacías, que componen esta cabecita loca.