viernes, 31 de marzo de 2017

De brillar en el cielo a partículas de polvo esparcidas en tu cama

Es una de esas noches en las que tu cabeza no para de dar vueltas, que ni tienes sueño ni lo quieres tener y que descifrarías todos los secretos de El Código Da Vinci mucho antes que Dan Brown terminara de escribir el libro. Miras la pantalla del móvil: "su alarma sonará en 5 horas 18 minutos". Fabuloso. Intentas dormir pero al cerrar los ojos todo empieza a temblar. ¿Y lo bien que estaríamos tú y yo ahora en mi cama si las cosas no se torcieran? ¿Por qué tuvo que pasar todo lo que pasó? Eramos perfectos, nos creíamos eternos, dos únicas estrellas brillando en el cielo de una noche nublada que acabaron siendo dos estúpidas estrellas fugaces que, como tales, al principio son hermosas, transmiten un júbilo ostensible a simple vista  y que sin embargo quedan reducidas a simples partículas de polvo perdidas por el espacio. Al principio es complicado pensar en que vuelvan a ser algo tan grande como fueron juntos, pero poco a poco, esas partículas de polvo se van juntando a otras por separado, hasta que un día PAM, contribuyen a formar un planeta. Y así nos pasa con las personas, acibaramos nuestra existencia autoconvenciéndonos de que nunca encontraremos nada mejor, cuando lo mejor todavía está por llegar y cuando lo haga todo el pasado quedará en un bonito recuerdo que guardas como tus apuntes de bachiller, como algo de lo que estás orgullosa por haber pasado, esa etapa tan bonita, la cual ni loca repetirías... Nos empeñamos en querer tener a gente a nuestro lado, en sumar personas, en estar bien rodeados y en que nos vean llenos de amigos, sin darnos cuenta de que seríamos más felices si conservásemos a esas tres personitas que nos hacen recordar lo bonita que es vivir la vida bien acompañada y que una aventura no es el hecho de protagonizarla sino de compartir momentos increíbles al lado de personas que valen la pena, la alegría y la lujuria.
Yo tan solo intentaba comprender tu locura, sin comprender que la única persona que no estaba cuerda del todo era yo por seguir bajándote la luna aunque no me lo pidieses... Y te dejé marchar...
Te dejé marchar como a quien se le escapa un pañuelo de papel porque se lo lleva el viento, te abrí la puerta para que te fueses y te empujé para que la sobrepasaras y no me arrepentí ni un solo momento de hacerlo. Tanto tiempo queriendo obviar ese momento... Y cuando ocurre no puedes entender por qué no lo hiciste antes, y te renuevas...
Pasamos la vida intentando que la gente crea que somos populares y que tenemos 120 buenos amigos en los que confiar, sin darnos cuenta de que cuando se habla de personas, menos es más.
Más complicidad
Más pasión
Más entrega
Más bondad y honestidad
Más amor para repartir entre menos gente
Pero sobre todo,
más confianza.
Menos siempre es más si quieres avanzar.