Para introducir este blog debería introducirme a mí, pero no hay dios que me entienda.
Un sinsentido de palabras, nunca vacías, que componen esta cabecita loca.
Al fin y al cabo salir a correr a una pista de atletismo no se diferencia mucho de la vida del día a día; puedes tirar la primera valla, pero sabes que debes seguir con la carrera y llegar al final.